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LAS REGLAS DE SLAUGHTERHOUSE – Crispian Mills – 2018 – GB – Comedia-Sci/Fi

Las reglas

Esta es una de esas sorpresas que te encuentras de una película de la que no esperabas nada. Quizás por eso, por las expectativas cero o incluso aún peor, una mierda, ya que las premisas del film, a pesar de contar con algunos rostros conocidos, eran más que meras pretensiones de film juvenil fantástico con aspiraciones a seguir la estela de megaproducciones que adaptan populares sagas literarias.

Así, “Las reglas de Slaughterhouse” nos sitúa en una de esas academias/internados británicos de rancio abolengo donde se juntan una serie de mensajes adoctrinadores para dar como resultado una comedia fantástica muy al estilo de los 80. Y que se me entienda, a mí utilizar el término ‘ochentero’ me produce urticaria ya que viví de pleno aquella época y no es tan maravillosa como nos la intentan vender ahora, pero aquí tengo que recurrir a ese referencia ya que esa unión de humor, bichos, sangre y hasta fachada gamberra, resume una forma de hacer cine que solo se hacía en los ochenta.

Muchos confunden el espíritu ochentero con recreaciones de la época, pero el homenaje o encaramarse a forma de hacer cine, por así decirlo, depende de muchas más cosas.

En todo caso, “Las reglas de Slaughterhouse”  tiene bastantes más cosas de las ya mencionadas; por ejemplo, hemos dicho que en apariencia es un films para adolescentes. Es cierto, los protagonistas son jóvenes pero no creo que el film cierre la puerta a otro tipo de público más adulto ya que al tener al dúo Simon Pegg/Nick Frost como importantes secundarios no solo lo hacen receptivo de ese otro tipo de público sino que el humor y la mala leche contiene un grado de… ¿madurez? que lo aleja del espectador más inocente. Hay mucho diálogo que juega con el contenido sexual y algunas situaciones son propias del trabajo en común con Edgar Wright y su consabida ‘trilogía del Cornetto’ de la que esta podría formar parte sin problemas.

A esto hay que sumar que sus protagonistas, a pesar de su edad, no producen esa típica repulsión inherente a su condición ya que se hacen de querer, un punto importante a tener en cuenta.

Otro sería algo de lo que he dejado caer ya: las formas de la película son actuales, empezando por una fotografía magnífica que explota tanto los escenarios naturales de lagos, bosques y verdes prados de la campiña inglesa como esa vetusta institución que acoge a los personajes.

Los efectos especiales son ‘artesanos’ más de maquillaje y monstruos de latex ahondando en eso del sabor ochentero, pero no resultan bisoños o cutres.

Es cierto, por último, que los mensajes ecológicos y políticamente correctos no solo están un poco forzados sino que son previsibles, pero no afean el conjunto, lo hace más rico elevando la trascendencia de la producción.

Resumiendo; “Las reglas de Slaughterhouse” es un film con la única intención de divertir. Y lo consigue sobradamente. Si uno se lo toma como eso, como un divertimento, se lo puede pasar bomba. Si espera una superproducción, efectos, acción y una dimensión a la altura de otros productos de populares sagas juveniles, saldrá decepcionado.

4de5