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ASHFALL – 2019 – Lee Hae-jun y Kim Byung-seo – Corea del Sur – Acción/Catástrofes
Lo de que Corea del sur está occidentalizada es tan inexacto como desfasado. Inexacto porque no depende de una localización. Australia no está en Occidente –según dónde estés, claro- y entraría en ese ‘cajón de sastre’ con el que queremos dar a entender una filosofía de vida, sistema económico, modus operandi, etc. Y desfasado porque, por mucho que nos pese, supera en mucho a algunos países de occidente. Y no quiero señalar a nadie…
Está claro que a dónde quiero llegar –estéis de acuerdo o no- es que Corea del sur está ‘americanizada’. Sobre todo su cine.
“Ashfall” o “Mt. Baekdu” como originalmente se tituló es un ‘blockbuster’ palomitero en toda regla al estilo de cualquiera que podemos encontrar en EEUU y no solo por los más de 8 millones de entradas vendidas, y eso que a su taquilla le pilló de pleno la cuarentena por el Coronavirus…. Pero al grano.
Lo primero que tengo que decir es “Ashfall” no empieza de la mejor de las maneras. Como toda película de… ¿catástrofes? arranca con el típico ‘gancho’ donde todo se viene abajo y parece el fin del mundo. ¿Cuál es el problema? Pues que dejando de lado las clásicas trolas de cómo el héroe salva el tipo, que algunos efectos especiales ‘cantan’ por soleares. Los de los edificios cayendo y efectos del terremoto con polvo y demás están muy bien, pero los del Hyundai –especial atención a que se vea la marca ya que patrocina la película- son un poco… como decía, cantarines.
Y por si fuera poco el pasmo, hay algo bajo mi punto de vista peor: que el protagonista es tan peculiar que cuesta encajarlo en el papel de héroe. El que conozca a Ha Jung-Woo ya sabrá que por mucho que se le vincule a thrillers y películas de acción –el mismo se ha dirigido en el género- su vocación es la comedia. Estuvo a las órdenes de su amigo Lee Beom-Soo para pulir su vis cómica y sea como sea intenta sacarle partido. Aquí se explota esto hasta tal punto que uno realmente no sabe qué pinta en un cuerpo armado. Hasta que no se topa con una contrapartida digna como es la otra estrella del film, no encaja en el difícil puzzle que es esta película.
Porque son tantas piezas las que hay que manejar… Por ejemplo, siguiendo con los actores y lo de la credibilidad nos queda la tercera punta del triángulo que forman sus estrellas, Ma Do-Seok. Sin desmerecer su labor, me parece desaprovechado. Sí, tiene su puntito gracioso, pero ya está. ¿De verdad que lo estás reduciendo a científico torpe?
Y luego tenemos su guión. Tachar a “Ashfall” como una película de catástrofes no es quedarse corto, es ser inexacto ya que es una película de acción. La catástrofe es la excusa para montar un film lleno de persecuciones y tiroteos; y ese es el otro problema de arranque del film: que es tan rocambolesco que a uno le da la risa floja.
Veamos un esbozo de sinopsis: un grupo de militares bobalicones tienen que rescatar a un militar de alto rango que resulta ser un superespía de una cárcel de mierda de Corea del Norte para que les diga dónde está el armamento nuclear del país que va a desmantelar EEUU para que con esa potencia se alivie la presión del magma de un volcán que amenaza con destruir la totalidad de la península coreana por medio de unas minas a los pies del volcán.
¿Y digo yo…? ¿Para qué sirve la diplomacia? Si hay riesgo para ambas Coreas e incluso todo el continente… ¿Por qué no hablar con norcoreanos, norteamericanos y chinos que también pululan por aquí y agilizar todo? La respuesta es sencilla: porque no habría película.
A esta falta de lógica y credibilidad que aumenta con lo que decíamos párrafos arriba de los personajes, hay que unir otros factores como que el plan para acabar con la amenaza es tan imbécil que ya sabemos que alguien tiene que morir: explosionar una bomba nuclear en una mina y tener tiempo para huir es imposible. Y aquí volvemos al inicio donde decíamos lo de la ‘americanada’, sin que sea del todo despectivo.
Así con todo esto uno puede pensar que “Ashfall” es poco menos que una mierda. Pues no.
Utilizando el símil del puzzle: cuando uno despliega 2000 piezas, 3000… 5000, las que sean, te puedes venir abajo ante el arduo trabajo que tienes por delante. Aquí pasa lo mismo. Unos actores que por geniales que sean no cuajan, una historia que no hay por dónde cogerla y algunos efectos como poco, cuestionables. Pero bueno, si has comprado el puzzle para montarlo… habrá que hacerlo. Aquí puedes parar la película, claro… pero te recomiendo que no lo hagas: todo encajará.
Si decíamos que el personaje de Ha Jung-Woo encontrará sobriedad en el de Lee Byung-Hun, el cual justifica su caché de estrella internacional, el tontorrón guión hallará su equilibrio en el ritmo y la acción, aunque más que ‘equilibrio’ podríamos decir ‘solución’ ya que cual masilla plástica cubrirá fisuras y grietas gracias a no dejar un respiro al espectador descubriéndose como una aventura épica.
El humor no solo será el lubricante para que el engranaje funcione sin chirriar sino para que salgan a relucir aspectos tan importantes como el compadreo que haga florecer los sentimientos cuando las cosas vengan mal dadas.
Y aquí es donde llega la prueba de fuego del film. ¿Cuándo llega el momento de la verdad, por como decía, esperado que sea, llega a conmover? La respuesta y, como siempre en estos casos cada uno es un mundo, es un enorme SÍ.
Ahora pensar, si con tantas pegas consigue su objetivo… ¿cómo será para aquel que no sea tan crítico en un inicio con ella como un servidor?
Antes de acabar decir que los efectos especiales mejoran ostensiblemente, gracias sobre todo a la ya no utilización de vehículos y recurrir a las infografías casi exclusivamente de fondo o excusa. Creo que el problema es cuando se han de incorporar como elemento de la propia acción.
Resumiendo, “Ashfall” es un espectáculo grandioso. Puede que no tenga alma pero sí corazón. De lo mejorcito que nos va a deparar este triste 2020.
THE ODD FAMILY: ZOMBIE ON SALE -Lee Min-jae-I – Corea del Sur – 2018 – Comedia
La palabra, o (sub)género, zombie asociado a Corea del Sur es sinónimo de muertes vivientes rabiosos y… runners. Gracias a “Train to Busan” –expectantes estamos ante su próxima e inminente secuela- y las dos primeras temporadas televisivas de “Kingdom”, la pequeña península asiática se ha hecho con cierto renombre dentro de este tipo de cine de terror a medio camino ya del género de la acción.
Pues bien, ahora nos encontramos otra vez ya no tanto con zombies sino con otro producto más próximo a otro género que no es su hábitat natural como es la comedia, algo que por otro lado está siendo bastante habitual y que en el último par de años nos ha dado títulos tan magistrales como “One cut of the dead”.
Así, sin llegar a la brillantez de la japonesa, el film del debutante Lee Min-jae-I sí que nos ofrece una divertida y entretenida comedia, con la justa dosis de originalidad y frescura que nos ha estado dando esta nación en este (sub)género.
Para empezar, el film se sitúa en una de esas localidades de la “Corea profunda” que tantas y tan buenas producciones nos ha regalado, y como es habitual nos presenta a unos personajes a medio camino entre la inocencia y la pillería, algo que parece opuesto y poco creíble pero que se asume como natural ya que responde al instinto de supervivencia.
En todo caso, en una comedia y con zombies por en medio… tampoco hay que ponerse exquisitos con el grado de credibilidad. De hecho, aquí no se ponen a dar razones ni explicaciones. Ni sabemos porqué el primer zombie, el detonante de la película, es un zombie torpe, lento y sobre todo con corazón -¿el ‘paciente cero’ que tan de moda se ha puesto en los últimos tiempos?- ni porqué unos y otros quedan y no quedan afectados, así cómo funciona el proceso inverso… Vamos, lo que importa aquí son los hechos, el ‘qué’ y ‘cuándo’ no el ‘cómo’.
¿Qué te encuentras un zombie? ¿Y qué más da de dónde salga o lo que pase si sirve para llenarnos el bolsillo? Ese es el pensamiento de los personajes y el ‘leit motiv’ del film. Y con esa excusa, “The odd family: Zombie on sale” nos presenta un guión no muy exigente ya que se limita a encadenar consecuencias pero satisfactorio en cuanto a sensaciones.
Como comedia cumple con su cometido de provocar una sonrisa constante. No tendremos carcajadas pero algunas ocurrencias son graciosas; no por el contenido o ingenio sino por las reacciones y, como decía, consecuencias. Muchas de ellas son tópicas o habituales en los estereotipos de este país por lo que, como siempre, el grado de efectividad dependerá del grado de experiencia del espectador o incluso, dado el disparate generalizado, su benevolencia, pero como digo, no hay ni siquiera debate de si es divertida.
Acción, también tendremos algo pero donde bajo mi punto de vista “The odd family…” encuentra su punto fuerte o al menos atractivo es en el equilibrio. Por ejemplo, visualmente hay escenas que podríamos tachar como resultonas. Dejando de lado el bucólico entorno o la excelente fotografía hay secuencias que son realmente bonitas. El ser prudente y no destripar nada me impide contar alguna, pero tengo que dejar constancia.
Eso sí, quién espere efectos especiales y/o maquillaje espeluznante, que busque otra opción.
El reparto del film tampoco es ‘moco de pavo’ encabezado por un Jung Jae-Young, aquí casi irreconocible, envejecido y sin chispa; no obstante no justifica el fracaso del film de cara a la taquilla. Quizás, la gente estaba ya cansada de la temática…
Resumiendo, “The odd family: Zombie on sale” es una comedia fresquita y lo suficientemente bien realizada como para eludir la etiqueta de serie B de este tipo de productos.
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THE CLOSET – Kim Kwang-bin – 2019 -Corea del sur – Terror
No es normal que una película de terror esté protagonizada por uno de esos llamados ‘primeros espadas’, es decir, un actor que por sí solo es capaz de llenar una sala de cine o que haya estado galardonado con algún premio importante de interpretación. A decir verdad, que yo me acuerde con esta maltrecha memoria que me queda, desde “Detrás de las paredes” con David Craig y Rachel Weisz no recuerdo otra. Con secundarios de lujo hay muchas –las mismas “Expediente Warren” por ejemplo-, pero no con primeros actores.
Así es que cuando me topé con esta “The closet” más que el tema me llamó la atención el protagonismo de Ha Jung-Woo, actor sobradamente conocido dentro y fuera de sus fronteras tanto por carisma, dígase taquilla, como por reconocimientos, dígase premios. Eso sí, reconozco que estoy siendo un poco tramposo ya que en ámbito asiático –sobre todo Hong Kong- es normal encontrarse más nombres conocidos al frente de un film de terror, aunque no tanto en Corea del Sur.
De todas formas, algo tenía que tener esta película para haber llamado la atención de un actor –y cineasta, recordemos…- como Jung-Woo y más si tenemos en cuenta que su realizador es novel. ¿Tan bueno era el guión para arriesgarse a protagonizarla e incluso producirla? Aunque siendo un poco malos tampoco nos extrañaba mucho después del traspiés de su “Take point/Grupo de asalto” con la que pretendía abrirse camino en el mercado occidental y que para un servidor fue una de las peores del año pasado…
Pero vayamos con la película en sí.
En el género del terror está todo inventado. Esta frase ya la dijo el filósofo chino Chin Gao en el siglo XVII. Bromas aparte, ya sea vía armario como en este caso o, sin ir más lejos, muros y paredes como en la mencionada de Craig y Weisz, hemos visto espíritus malignos en todas las dependencias del hogar.
No obstante el problema de la película ya no es ofrecernos una historia que se centre en una de las partes de una casa sino que para su resolución se haya amparado ya no en un tópico sino en un título reciente.
“The closet”, adelantando conclusiones, es “Insidious” a la coreana. Me explico.
Cuando antes he sacado a colación “Expediente Warren” no lo he hecho gratuitamente. Veréis, cuando se presenta el caso que nos ataña y se presenta el héroe, se sigue el planteamiento habitual en estos casos con cámaras, aparataje de medición y demás. Pero son las notas de humor que presenta nuestro investigador/exorcista las que tienden un puente entre estas y las de Wan.
Por cierto, el chiste en el que al protagonista le preguntan por el film “Along with the gods”, película o películas que él mismo protagonizó, no solo es un ejemplo de lo que digo ya que en ambas, como aquí mismo nos dicen, se introducen en el territorio de los muertos. ¿Veis ahora las coincidencias con la de Wan?
Sin embargo, si en “Insidious” todo era, nunca mejor dicho, oscuridad aquí se trunca en luz y en un melodrama barato que echa pá’tras. Como suele decirse ‘la cabra tira pal’monte’ y en Corea del Sur no pueden dejar atrás sus señas de identidad.
Si el film en su media hora inicial había optado por los cánones convencionales del terror, y la siguiente sin desviarse había acudido como venía diciendo a referencias inevitables, los últimos treinta minutos son para mear y no echar gota.
Si Corea del sur tenía un déficit palpable en el género en cuanto a efectividad, “The closet” no ayuda en nada. Intenta apelar a ese drama familiar que, again!, tan de moda puso James Wan, pero aquí se les ve el plumero. No solo porque te lo anuncian desde el principio sino que, emotivamente, no es nada efectivo. Como un polvo sin orgasmo.
Solo hay que ver que tenemos tres escenas que podríamos considerar de género y ninguna sin grandes alardes ya que se fundamentan en niños blanquecinos.
Resumiendo; aunque ya lo haya dicho en un párrafo anterior “The closet” es como “Insidious” a la coreana, es decir, quitándole la efectividad y más tierno que un flan sin cuajar. Mediocre. No lo salva ni su protagonista. Y ya son dos seguidas…
EXIT – Lee Sang-geun – 2019 – Corea del sur – Acción/Comedia
“Exit” fue uno de los éxitos del año pasado en su Corea de origen, y no me extraña ya que aúna dos elementos que allí tanto venden como son las catástrofes y la familia. Pero fuera del entorno… ¿materno?, como película es un gozo para el espectador ya que posee tensión y ritmo como para tenerte atenazado al sillón las casi dos horas de su duración de tal forma que tan solo parecen cinco minutos.
La sinopsis es sencilla: un ataque terrorista propaga un gas venenoso en un barrio de Seúl. En uno de los edificios se está celebrando el aniversario de una septuagenaria y el pobre desgraciado de turno se convertirá en héroe no solo salvando a su familia sino a otras pobres víctimas de la situación.
Así “Exit” nos ofrece un cóctel de acción, humor y ternura manteniendo a raya la tragedia, solo la justa para hacer creíble lo delicada de la situación.
Y ya que hablamos de lo creíble y lo que no, de las pocas recriminaciones que se le puede hacer es que a nuestro protagonista, con cuarenta años, nos lo intenten pasar por un ni-ni o un millenium sin trabajo ni porvenir…
Pero como he dicho, poco o nada más recriminable.
La dirección de Lee Sang-geun es encomiable; a lo dicho del ritmo y la tensión a la que nos somete hay que unirle tanto un equilibrio a la hora de llegar a emocionar cuando toca –la escena de la llegada del 7º de caballería… no puedo explicar más con tal de no destripar sorpresas- como cuando debe sacar rendimiento a situaciones que podrían ser en otro caso planas, p. e. en la parte final esa carrera por los tejados del edificio y el impulso que coge el espectador para “ayudar” a los protagonistas. Me recordó, salvando las distancias, claro está, a otra carrera desde ya mítica en la historia del cine como la final de “1912”. Y sorprende más porque este es su debut en el campo de la dirección.
Por otra parte, no puedo restarle mérito al excelente trabajo de un clásico en las partituras como es Mowg que sabe simbiotizar perfectamente las imágenes y sentimientos provocados por las situaciones para sacarles el máximo partido y elevar sus consecuencias. Su querencia a la instrumentación electrónica compone temas dinámicos que nada tienen que envidiar a maestros del género como Hans Zimmer. Un trabajo muy por encima de lo esperado en un film de puro entretenimiento.
No puedo dejar pasar la labor de su protagonista y no solo porque sea uno de mis actores favoritos del país con el cual me identifico por su corta estatura dentro de la media del país… Anécdotas personales aparte, decir que Jo Jung-suk es un actor todo-terreno es ser un poco superficial ya que en menor o mayor medida, todos los intérpretes que se precien sean de donde sean resultan polivalentes. Quizás deje fuera a Denzel Washington a quién me gustaría verlo en una comedia, pero retomando el hilo, a Jung-suk ya lo hemos visto en distintos papeles. Presentarlo como un galán es exagerar un poco ya que no encaja dentro de los parámetros a los que estamos acostumbrados en estos roles en aquel país, no obstante aquí nos sorprende como héroe de acción, resultando bastante solvente en algunas escenas donde no necesita de especialista como en algunas de escalada, mostrándose en un estupendo estado de forma sin necesidad de lucir “tableta”.
Si luego juntamos la siempre eficiente fotografía coreana y esos detalles tan inherentes a la cinematografía surcoreana como encontrarnos mujeres pizpiretas y con garra –aquí diríamos ‘empoderadas’- o el siempre ejemplar espíritu de superación sin que por ello parezca un panfleto moralista y políticamente correcto, tenemos una película excelente que no tiene nada que envidiar por espectáculo a cualquier superproducción palomitera norteamericana y por contenido a todo lo que nos gusta del cine de esta nacionalidad.
Resumiendo, no porque fuese un éxito en taquilla “Exit” es una película a recomendar sino porque como he dicho en el anterior párrafo retrata al a perfección cómo confeccionar una película donde entretenimiento y sentido está equilibrado y en proporciones mucho más elevadas que en la media de producciones del género. Una comedia de acción que te ganará el corazón. De lo mejorcito que podrás ver este 2020.
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KINGDOM 2ª Temporada (2020/Corea del sur/6 capítulos/Terror)
Terminada de un tirón la segunda temporada de “Kingdom” y cómo suele ser habitual en estos casos el descenso es apreciable aunque no llega a ser la calamidad como en otros seriales tipo “Altered Carbon” o “Westworld” llegadas sus segundas temporadas.
Aquí, perdido el factor sorpresa, se ha limitado a seguir los cánones de los KDramas de espíritu histórico, es decir, plasmar diversas intrigas palaciegas acentuando las tramas que traíamos de la anterior etapa.
Así argumentalmente todo resulta sumamente previsible. Excesivamente predecible me atrevería a decir. Y no solo para el que esté acostumbrado como decía a los seriales y películas del país, es que le falta factor sorpresa.
Es cierto que este “factor” se reserva para alguna… “baja” pero esto también corre en su contra ya que a pesar de que el número de personajes crece no hay tiempo para que estos adquieran personalidad propia y ante el descenso de protagonistas –que me callo y creo que ya me estoy pasando- el nivel de carisma se reduce hasta niveles mediocres.
Orientado al consumo occidental, “Kingdom” va a sorprender a muchos que desconozcan el trasfondo histórico en un país donde siempre ha habido intrigas, hijos bastardos, luchas de poder, concubinas, etc. llegando a entusiasmar, pero al más ducho en estas historias, como decía en el anterior párrafo, le va a saber a poco. Pero como en todo, depende del bagaje y no tanto del gusto de cada uno.
Y es que el que busque esos zombies que la hicieron saltar a la primera plana de redes sociales y medios especializados que vaya cambiando de idea. Los ataques zombies se centran casi únicamente en el primer y último episodio. Mucha acción, mucha sangre y una realización trepidante pero… ¿es suficiente dos episodios?
Otra decepción es su parte final. A esto lo llamo yo estirar la morcilla con todo lo negativo que conlleva. Habías finiquitado el asunto decentemente. Previsible sí, pero con un final digno. ¡¿Y te sacas de la manga eso?!
Si encima le quitas el poco humor que tenía pero que resultaba gratificante…
Resumiendo; por un lado “Kingdom” sigue teniendo la entidad local en sus formas y contenido pero por otro cae en el mercantilismo y especulación de Netflix. Sin ser un desastre, sí que decepciona al no intentar sorprender y ser algo fresco como pasó con su primera temporada en plena fiebre zombie. Ahora se ha acomodado y se ha limitado a seguir sendas que le son familiares. Continuismo pero del malo. Salida fácil.
METAMORPHOSIS / Kim Hong-Seon / 2019 / Corea del sur / Terror-Drama
Entretenido film de terror que vive del efectismo y de una cierta violencia para diferenciarse del resto de producción de moda en el género del terror como son los exorcismos.
Y es que no hace falta recordar que Corea del Sur no solo ha seguido a rebufo de la tendencia en el todo el mundo sino que la ha aprovechado ofreciendo algunos buenos productos en diferentes formatos.
Ahora presenta esta “Metamorphosis” saliéndose un poco de los estándares ofreciéndonos una nueva visión a estos fenómenos paranormales ya que el demonio toma la forma de quién le viene en gana para aterrorizar a protagonistas y espectadores. Hay fallos y vacíos legales… perdón, argumentales como cuando le preguntas a un político de izquierdas por qué no ejerce como tal, pero al menos se agradece la novedad.
Otro asunto sobre el que creo interesante hablar es aquel que sirve de punto de partida de la película ya que aunque sobre demonios y exorcismo se ha hablado, como venía diciendo, mucho, poco se ha hecho como en este caso sobre las consecuencias. Me explico. Muchas veces hemos visto a un demonio amenazar al exorcista de turno con que ahora irá a por su familia y bla, bla, bla… Pues bien, aquí lo dice y lo hace.
Pero como adelantaba al inicio, el punto fuerte de la película más que el terror que produce, a decir verdad, ninguno, es la contundencia de algunas situaciones que se alejan de las medias tintas habituales en el país. Quizás se deba a que su director proviene del campo del thriller y la acción por lo que prefiera el efecto sobre la causa. Y con ello no estoy diciendo que en algunos momentos la atmósfera no esté bien recreada –ver la casa del vecino-, solo que tanto por ritmo como por intenciones es diferente.
Y en cuanto a marcar distancias tenemos hasta un protagonista que hasta el momento solo se granjeaba entre papeles secundarios y alejados igualmente de roles positivos. Bae Sung-Woo es uno de esos intérpretes que se ha labrado una carrera a base de personajes de expresión agria y oficio mafioso. Aquí nos sorprende con otro registro. Y no se queda solo ya que el resto del elenco roza el excelente por lo que no es de extrañar que haya recibido alguna nominación en el campo de la interpretación en los diversos premios y certámenes que pueblan el país.
Resumiendo, sin ser algo extraordinario, “Metamorphosis” es un correcto producto. No da miedo, pero entretiene y hasta cierto punto sorprende.
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EL DÍA/A DAY (Jo Seon-Ho/2017/Corea del Sur/Thriller)
Ha pasado una semana del éxito de “Parásitos” y ya casi nadie se acuerda del cine coreano. Suele pasar. La efervescencia del momento, las subidas al carro, etc. Mientras los pocos que desde el final del anterior milenio hablábamos de “Shiri”, “Tell me something” y demás seguiremos cavando trincheras para los que vengan detrás.
Porque está muy bien disfrutar del momento, pero aprovechando la fiesta de ayer de San Valentín, hay que mantener la llama viva y la cinematografía de Corea del sur no solo es “Parásitos”, Bong Joon-Ho, Park Chan-Wook, Kim Ji-Woon u otros habituales a certámenes y reconocimientos varios; también son productos presuntamente menores como esta “A day” que son igual de disfrutables y que hay que reivindicar igualmente.
Y es que si bien este film es fácil de detectar ya que lo tenemos accesible en nuestro idioma, hay que hacer hincapié por mucho que nos parezca al alcance de todos y la moda por lo coreano esté más viva que nunca.
Es cierto que su planteamiento no es nada original, pero tampoco lo fue para mí “Parásitos” y no vi a nadie criticarlo. Su argumento roba el concepto de “Atrapado en el tiempo”, es decir, repetir un día –idea también adoptada en la ya franquicia “Feliz día de tu muerte”- para traernos uno de esos thrillers dramáticos que tan bien bordan en el país.
Así los dos protagonistas del film deben revivir constantemente el infierno de ver morir a su hija y esposa hasta que logren dar con la solución que las salve.
Aunque por momentos la película es dura, rozando la tragedia, posee un ritmo excepcional que provoca que funcione sin caer en lo lacrimógeno y haciéndonos olvidar los parecidos razonables otorgándole entidad propia.
El todo-terreno Kim Myung-Min sigue demostrando ser uno de los mejores intérpretes de su país resultándole tan fácil conmovernos como hacernos reír.
Resumiendo, un thriller completo, redondo y a descubrir.
Nuevo póster promocional para la segunda temporada de la serie “Kingdom” de Netflix que pone fecha de estreno.
Netflix ya pone fecha de estreno para la esperada segunda temporada de la serie surcoreana de Kingdom y, habrá que esperar un poco mas de lo que esperábamos ya que su estreno esta previsto para Marzo del 2020, en un principio se decía que seria para Enero del mismo año.
La producción de Corea del sur esta dirigida por Kim Seong-hun, director de películas como “The Tunnel” o “A hard day”, y protagonizada entre otros por Ju Ji-Hoon (Along With the Gods 1 y 2), Bae Doo-Na (Un monstruo en mi puerta) y Ryoo Seung-Ryong (Psychokinesis).
A través de las redes sociales se ha mostrado un nuevo póster promocional para el estreno de la segunda temporada de esta exitosa serie de television se basa en el webcomic surcoreano “Burning Hell Shinui Nara“ obra de Kim Eun-Hee y Yang Kyung-Il publicado en 2015.
También a través de su cuenta de Instagram, se ha compartido un vídeo donde el reparto de la serie nos informa de esta noticia.
SEVEN YEARS OF NIGHT – Choo Chang-Min – 2018 – Corea del Sur – Thriller/Drama
“El qué esté libre de pecado que tire la primera piedra”. Esta cita bíblica me sirve para comenzar la reseña de, aviso desde el principio, una de las películas que más me han impactado este 2019, por no decir de la década.
Bajo la apariencia de uno de esos potentes thrillers que han dado fama a la cinematografía de Corea del Sur, el director Choo Chang-Min, autor de otras notables obras como “Masquerade” o “Mapado” -eso sí, en otros géneros- nos regala una impagable reflexión sobre los remordimientos, la obsesión y hasta la locura; una tesis sobre la culpa, donde los tintes grises, casi negros, dibujan tanto a los personajes como al destino de estos.
Para empezar hay que decir que hasta por formas, la película es compleja. Y no, no me refiero a que su estructura sea complicada a pesar de que el grueso del film sea un flashback. Me refiero a que su apariencia, su base, podría ser la de uno de esos films de ‘padre coraje’ ya que a grandes líneas nos trae la venganza de un padre cuya hija fue encontrada muerta. Son los matices, esa complejidad de la que hablaba que alcanza tanto a los personajes como a las situaciones lo que la convierte en algo realmente brillante.
Casualidad y causalidad se entremezclan para que todo el caldo de cultivo anterior explote y desencadene las situaciones que nos coloca como testigos de excepción del drama.
Pero vayamos por partes. El argumento a grandes rasgos es el que ya he comentado. El problema que es ni el padre que busca venganza está libre de pecado ni, sin destripar nada, su venganza es todo lo… ‘limpia’ que nos gustaría. La venganza esconde una obsesión más allá del empecinamiento por saldar cuentas, entrando en terrenos donde hasta parece vislumbrarse enfermedades mentales tan de moda en el panorama cinematográfico como la esquizofrenia. No en vano, la anterior obra de Yeong Yoo-Jeong en la que se basa la película ya hablaba de esta enfermedad aunque desde un prisma mucho más amable como la comedia romántica.
Volviendo al redil; alguien puede pensar que con todos las rémoras y hándicaps nos encontramos frente a uno de esos anti-héroes tan gratificantes para el género, pero lo curioso es que aquí si tenemos que calificar a alguien de tal guisa es al culpable de todo, al presunto villano.
El problema es que tampoco este sería un anti-héroe. Ni tampoco villano propiamente dicho ya que sobre él “pueden” –resalto el entrecomillado- recaer las simpatías del respetable. Como hemos dicho al principio hay demasiados grises sobre todos los personajes y quizás si tuviésemos que calificarlo lo haríamos con el término de ‘humano’ de ahí que sea más fácil identificarnos con él.
Pero por encima de su vertiente terrenal la película le concede una faceta casi sobrenatural que es lo que hace extraordinario al film acercándolo por momentos a la escenografía reconocible en el terreno del terror. No en vano junto a su director ejerce como co-guionista Lee Yong-Yeon experta en el género con libretos a sus espaldas como los de “Yoga”, “Red eye” o la más recordada “Wishing stairs”. Su realizador acentúa ese trasfondo misterioso, siniestro, envolviendo las tinieblas del pasado con una presentación impecable gracias a una fotografía cuidada, puesta en escena lóbrega, complejo folclore local e incluso referencias reconocibles.
Y si esto es un aliciente que da una dimensión más grandilocuente al drama que se nos presenta no hay que desviar la atención ya que dejando de lado la interpretación de sus dos protagonistas, el verdadero foco de atención es la propia tragedia.
En los últimos años la filmografía surcoreana ha dejado de ser aquella que nos atrapó gracias a su capacidad para hacernos vibrar con sus propuestas actioner, reír o contrariamente conmovernos. Se han vuelto cómodos por un lado y previsibles por otro. Sin embargo “Seven years of night” es capaz de ponernos el corazón en un puño con hechos que ya hemos visto mil veces.
Y es que si bien el celuloide, o mejor, las malas películas tienen la ‘virtud’ de convertir al ser humano en insensible a las desgracias ajenas, la habilidad de Chang-Min de transformar lo vulgar, por doloroso que sea, en algo contagioso hasta llegar a ser angustioso debe ser poco menos que resaltado.
Son varias las ocasiones en las que “Seven years of night” amenazará nuestra integridad pero lo mejor que podemos hacer es dejarnos llevar y dar rienda suelta a nuestros sentimientos. La verdad es que la ocasión lo merece y nadie debe arrepentirse por soltar unas lágrimas cuando el motivo es realmente conmovedor. Ser padre, querer a una persona, sacrificarse, llorar una pérdida, la frustración… son tantos y tan buenos los motivos por lo que abrir el corazón y dejar salir lo que uno lleva dentro…
Pero todo esto no sería posible sin, lo veníamos contando, una historia bien construida y, lo habíamos adelantado, un par de protagonistas de lo mejorcito que te puedes encontrar no solo en Corea sino en Asia. No solo Ryu Seung-Ryong es uno de los intérpretes más laureados en su país sino que Jang Dong-Gun es una estrella también fuera de su país ya que ha protagonizado producciones en el exterior, principalmente en China.
Dong-Gun nos sorprende haciendo uno de los pocos papeles negativos de su carrera, dando la sensación de querer dejar atrás la imagen de héroe o galán para demostrar que es un actor todo-terreno. Y no solo es su visceral interpretación sino que hasta físicamente ha sufrido una transformación engordando unos cuantos –bastantes- kilos. Lo del peinado, es solo una anécdota.
Contrariamente, a Seung-Ryong no hay que descubrirlo porque ya lo hemos visto en todo tipo de papeles y catadura pero siempre, y esto es lo loable, resultando no solo creíble sino brillante. Es, como en este caso, cuando a su personaje le corresponde llegar al corazón de los espectadores cuando se engrandece. Su trabajo por otro lado debería haber merecido algún premio local pero incomprensiblemente la película pasó de tapadillo entre la crítica y responsables de estos menesteres.
Por cierto, una curiosidad concerniente a ambos: tanto Dong-Gun como Seung-Ryonginterpretan el papel de villano como Primer Ministro en, respectivamente, “Rampant” y “Kingdom”, las dos producciones, una para las salas de cine y la otra para TV, que muestra la lucha del reino de Joseon contra una legión de zombies.
No puedo acabar sin volver hacer mención a su director. Si es loable su trabajo en el guión, el manejo de estos dos monstruos interpretativos por fácil que parezca e incluso, el acierto al plasmar esa atmósfera a veces de cuento, a veces de pesadilla, no se puede pasar por alto que la película tenga algunas escenas que por sí solas tengan tanta fuerza como la propia historia que narra. La hoja de la desaparición de la niña con la flor, esa cremallera de la chaqueta, la escena de la cárcel… Son tantas y tan perfectas…
Y para cerrar el círculo destacar la preciosa Banda Sonora a cargo Ja Wan-Koo, la puntilla definitiva para que nuestros sentimientos se desborden.
Resumiendo, “Seven years of night” es un potente thriller que no solo atrapa y embarga sino que invita a la reflexión. Son los claroscuros de la vida, los errores y la lucha contra la fatalidad. Para un servidor, una Obra Maestra.
RAMPANT – Kim Seong-Hoon III – 2018 – Corea del Sur – Aventuras épicas/Terror
Si uno ve la serie que está en boca de todos como es “Kingdom” y es aficionado al cine asiático, está abocado a ver “Rampant”, por curiosidad y por lógica.
Si “Kingdom” nos traía a unos valientes muchachos de la mediana dinastía Joseon que luchaban contra unos infectados por una plaga que los asemejaba a zombies, los de “Rampant” no lo son menos. De ahí, esa ‘curiosidad y lógica’ que apuntaba más arriba.
Ahora bien, mientras la serie vio la luz en Enero, esta que nos ocupa aprovechó las condiciones propicias de la festividad de Halloween para convocar a más de un millón y medio de espectadores en las sala de cine. Recapitulando, dos meses y algo de antelación.
Sin embargo, esto no fue más que una estrategia clara de marketing ya que si nos ponemos a analizar una producción y otra, viendo las coincidencias más allá de las líneas generales que he dado en los primeros párrafos, es “Kingdom” la… digamos original. Y eso que no nos hemos metido todavía con las sensaciones.
En “Kingdom” se encuentra acreditada la guionista Kim Eun-Hee, autora de la web toon
“Kingdom of the gods” junto a Yang Kyung-Il en la que se basa. Con este punto de partida, sobra todo lo demás. Las coincidencias no son fortuitas y hasta se podría asegurar que aquí en “Rampant” hacen uso de algunos de los planteamientos de la web toon sin pararse si quiera a reconocer la autoría. Claro, como hacen cambios… debieron pensar con ironía.
Dicho esto, empezaré reflejando los cambios entre esta y la producida/presentada por Netflix. Está claro que si no has visto aquella, esto poco importará así es que pasar unos párrafos más abajo.
En ambas tenemos un príncipe heredero pero no tan “heredero”. Aquí es un tío –no tengo otro nombre para calificar a tal… personaje- criado en China que vuelve al país tras la muerte de su hermano mayor. En la “otra” es hijo de una concubina y por lo tanto si la actual reina tiene un hijo, será desposeído de todo derecho al trono.
En las dos el villano es el Primer Ministro y oh, qué casualidad, en las dos es un ‘primer espada’ del país, incluso en esta que nos ocupa un primer espada de Asia ya que el bueno de Jang Dong-Gun ha trabajado fuera de sus fronteras. Aquí mismo nos enseña su dominio del mandarín con un par de intervenciones en este idioma. También es curioso que sendos actores normalmente sean los buenos de las películas que protagonizan, por sí solos además, y aquí sean malos, malísimos. Eso sí, a Dong-Gun lo estamos viendo últimamente queriendo demostrar que puede ser algo más que un héroe ya que en su anterior película como fue la recomendable “Seven Years of Night” acogía un rol negativo.
Tanto en “Kingdom” como en “Rampant” el protagonista está acompañado de un subalterno al más puro estilo Sancho Panza. En ambas tiene un toque cómico aunque es aquí donde está más acentuado. Excesivamente. Y es que mientras en la serie es un guardia real aquí es un… un… ¿monje?
Por último tenemos el detonante de toda la función como es la plaga. En las dos les llega de nuevas. Eso sí, con diferencias tanto por origen como por efectos. Sobre lo primero, mientras que en “Kingdom” proviene del uso de una flor que nos ata irremediablemente a otro mito del género del terror como es la licantropía, aquí son los sucios y bárbaros extranjeros –holandeses, of course!- los que traen la enfermedad.
En cuanto a los consecuentes efectos, en ambos son impecables pero en “Kingdom” están más definidos y con matices.
Dicho esto, vayamos con un análisis más individualizado de la película, aunque con todo lo dicho tampoco hay mucho qué decir y más, dando el resultado que da.
Antes cuando hablaba del protagonista ya he esbozado parte de mis sensaciones hacia él. Decíamos que la película, aunque no lo acredite, toma prestadas cosas de una webtoon, pues bien, más de dibujo animado no puede ser el ínclito principito. Nos llega desde las Chinas en plan chulo y tras una demostración en plan Naruto se nos mete a republicano y santurrón…
Y tras lo dicho, podríamos aplicar los mismos términos al resto de la película: irregular y poco creíble. Está claro que perteneciendo al género con el que tratamos lo de ‘poco creíble’ suena un tanto… extraño. No me refiero a la lucha contra zombies sino a los bandazos que da la película. Arranca fantástica, enganchando, pero se queda en eso, en gancho. Luego pasa a una hora de aburrimiento supino con excesivo diálogo que suena a excusa y poca acción.
Y la parte ‘zombática’… Sin ganas de innovar. Sí, hay crujidos de huesos, posiciones imposibles y señas que hemos visto en los ‘no muertos’ de este origen, pero es eso: cosas que ya hemos visto. Poco más.
Y lo peor es que cuando se pone dramática no hay por dónde cogerla, en parte porque ya sabemos quiénes van a ser las bajas cuando hacen hincapié en algunos personajes por medio del humor para caer simpáticos y por otro, porque algunos de los que caen no nos interesa un bledo por mucho que el compositor de la Banda Sonora ponga todo su empeño.
Es lo de siempre: artística y técnicamente impecable, pero la historia haciendo aguas y más en este caso con los precedentes y consecuencias teniendo ahí “Kingdom”.
Resumiendo; estando “Kingdom” uno puede pasar absolutamente de esta película. Si no existiese la serie de Netflix tendría un pase por Jang Dong-Gun. Entretiene, pero también tiene sus momentos aburridillos.